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Estrategias para manejar una conducta problema sin perder la calma

Frente a una conducta problema —como gritos, pataletas o negativa a seguir una instrucción— la clave es mantener la calma y evitar un exceso de palabras. El adulto debe repetir la instrucción con serenidad, sin mostrar enojo y dejando pasar unos segundos de espera antes de volver a hablar.

En ese momento, es importante establecer límites claros: por ejemplo, “puedes decir que no quieres, pero no puedes gritar ni pegar”. De esta manera, se valida la emoción del niño, pero se marca la línea de lo que es aceptable y lo que no lo es.

Durante la crisis, lo recomendable es acompañar sin presionar, reforzando los comportamientos adecuados y esperando que la emoción negativa transite hasta que el niño logre calmarse. Solo cuando el enojo cede, es útil ofrecer una alternativa atractiva, como elegir el postre después de almorzar.

Este proceso enseña al niño que sus emociones son válidas, pero que existen formas adecuadas de expresarlas. A la vez, le entrega la seguridad de que los adultos saben mantener la calma, incluso en medio de la tormenta.