Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Cómo entender y abordar preventivamente las conductas problema

Sugerencias para manejar la conducta en niños pequeños

La conducta” en palabras sencillas se define como “todo lo que una persona hace”, es decir acciones como «sentarse en una silla», “mirar y sonreír a mamá», «morderse la mano», «leer un libro”, son conductas y nuestro día a día está lleno de ellas, las que además son observables por otros y cada una de ellas tiene forma y función.

Una adecuada conducta es la que a ojos del observador o por consenso social, tiene una “forma socialmente aceptada” y se ve influenciada por otros factores como la edad y desempeño de habilidades del desarrollo de la persona en la que un determinado comportamiento es percibido e interpretado por los adultos.

Por ejemplo, es poco probable que las conductas agresivas de niños de dos o tres años sean percibidas por sus padres de manera problemática (Díaz et al., 2006), a diferencia si esas conductas ocurren en niños mayores.

Asimismo, no olvidemos que algunas conductas de oposición son, en determinados momentos, importantes para el desarrollo y la formación de la propia identidad y la adquisición de habilidades de autocontrol y desarrollo personal.

Por otro lado, para los niños con dificultades del lenguaje, la conducta problemática puede ser un medio de comunicación, ya que sus medios para influir sobre los demás y sucesos del entorno se encuentran restringidos por las capacidades lingüísticas limitadas (Carr, 1996:14).

Entonces, ¿Cuándo una conducta es “problema”?

“Cuando hablamos de “conductas problema” nos referimos a todas aquellas que por su intensidad, duración o frecuencia afectan de modo negativo la calidad de vida de la persona y de su entorno.

Estas por lo general tienen una función para la persona que las desempeña y exigen un sobreesfuerzo del contexto (en el hogar, en el colegio) para poder atender a las necesidades que subyacen de ella.

Para Theo Peeters (Neurolingüística Belga) “Los problemas de conducta tienen que verse como síntomas de confusión. Si entendemos sus causas, podemos desarrollar nuevas formas de comunicación basado en su prevención. El problema de conducta no es más que la punta del iceberg. Su fondo reside en una enorme masa invisible bajo el agua».

Pero ¿cómo podemos visualizar esa masa invisible bajo el agua, que nos permita entender la conducta problema y con esto buscar formas diferentes de que se exprese?

Entendamos entonces algunos principios que subyacen a las conductas problema.

Toda conducta está compuesta de dos elementos, la forma que adopta, es decir, el vehículo a través del cual se transmite la información (lenguaje, gestos, entrega de pictogramas, bofetada…); y la función, es decir, el motivo que lleva a la persona a realizar esa conducta.

El Para Que: La función de la conducta problema

La mayoría de las veces la conducta problema tiene un propósito o función para la persona (obtener alguna meta universalmente humana que cumple un Objetivo para la Persona que la manifiesta), y es por eso aparecen con tanta frecuencia. Por ejemplo, si una persona aprende que la única manera de recibir en exclusiva la atención de su mamá es tirándose al suelo, porque siempre que lo hace, mamá acude a prestarle atención, entonces el “tirarse al suelo” se convierte en una respuesta útil y adaptativa, puesto que garantiza que la persona recibirá́ atención de forma continua e influirá́ sobre una persona muy importante en su vida (Carr et al., 1996).

¿Qué funciones puede tener la Conducta problema?

  • a) Obtener cosas que quiere como: Atención, Objetos, Afecto
  • b) Para evitar lo que no quiere: Aburrimiento, Fracaso, Malestar

El Qué: La forma de la conducta problema

La forma de la conducta es la manera que utilizamos para conseguir esa meta o función. Es lo que nosotros vemos de esa conducta. Por ejemplo “si me tiro al suelo e intento pegarme (forma), consigo que no me quiten el juguete (Función)”

Debemos aprender a diferenciar entre forma y función de la conducta problema, ya que en muchas ocasiones lo que debemos modificar es la forma (tirarse al suelo) y no su función (pedir atención de mamá).

La Importancia del Contexto

La conducta problema está relacionada con el contexto. Normalmente la conducta problema está influenciada por algún aspecto del ambiente habitual de la persona. Pueden ser aspectos específicos del ambiente tanto externo como interno. Por ejemplo, la presentación de una tarea difícil, una orden, un dolor de cabeza o de muelas, etc.

También pueden influir factores ambientales más generales, o la interacción múltiple de diferentes aspectos del ambiente. Por ejemplo, determinado tipo de rutinas de la vida diaria, la calidad de las relaciones sociales, determinadas experiencias con sucesos molestos para la persona, la falta de oportunidades para participar en actividades deseadas, etc.

Todos estos factores, tanto específicos como generales, internos como externos, pueden tener una influencia significativa en la aparición y mantenimiento del comportamiento problemático. La conducta problema tiene lugar por alguna razón, que evidencia de que hay algo en el ambiente que provoca o favorece esa conducta de la persona.

Entendiendo estos factores (función forma y contexto), podemos iniciar acciones que permitan aprender a observar, evaluar y modificar de forma eficaz de la conducta problema, considerando además las alternativas socialmente apropiadas para cada caso en particular.

La intervención más eficaz es la que vincula tanto el aprender a reconocer por parte del contexto (adultos que lo rodean) la función que tiene la conducta problema para el niño, así como que factores ambientales que la desencadenan.

Así, una vez que se conoce la función de la conducta problema, se pueden llevar a cabo las modificaciones necesarias tanto por el contexto como por parte del niño que incluyan acciones comprensibles para ambos, emocionalmente sostenibles y socialmente apropiadas, y que implican por lo general modificar su forma y mantener su función para el niño.

Registro Conductual

Al final de este documento se adjunta el archivo “registro conductual”. La idea es ir completando esta tabla cada vez que ocurra una conducta indeseada o problema.

Háganlo durante una semana o bien el tiempo que su equipo de Centro Timón les indique.

Lo más importante es que nos volvamos unos excelentes observadores de la conducta de nuestro hijo, ya que así aprenderemos a visualizar, función, forma, contexto de la conducta y con esto que estrategias serán las de mayor utilizada para el sistema y para empezar a hacer modificaciones.

¡Consulten a su equipo frente a cualquier consulta de este documento! Intervención preventiva Una vez hecho el análisis de observación de la conducta, estamos listo para el siguiente paso “la intervención preventiva”

Lo importante de poder analizarla conducta es: ANTICIPARSE a la situación (si yo sé que frente a una determinada situación se va a generar una determinada conducta, tengo que buscar formas diferentes (por ejemplo y según cada caso en particular se puede llevar a cabo estrategias como; mostrar apoyos visuales que permitan al niño anticiparse, buscar elementos que le permitan hacer la transición, validar emoción, lugar de calma, desviar o cambiar foco de atención, entre otras.

Es decir, en conjunto con el equipo de trabajo de Centro Timón, se buscarán las mejores estrategias (personales, ambientales y socioemocionales) para saber que hacer en una situación concreta, pero no con el propósito de hacernos expertos en manejar la crisis (pataleta misma) sino que para que la siguiente vez, en esa misma situación, en lugar de realizar la conducta inadecuada, realice otra más ajustada. Esto significa que la educación es el mejor procedimiento de intervención (Carr, 1996).

A continuación les dejamos algunas sugerencias generales para favorecer conductas positivas, recuerden consultar por las estrategias más ajustadas y específicas con su equipo de trabajo de Centro Timón

  1. Refuerza conductas adecuadas o las que queremos que El niño haga, ignorando las no deseadas. Por ejemplo “bien estás recogiendo lo que tiraste” en vez de “no tires los bloques”.
  2. De modo frecuente y no solo frente al enojo usaremos el semáforo de las emociones, que permita identificar la emoción en el momento concreto. Respondemos a la pregunta como me siento en este momento, identificando la emoción y asociándolo a un color (verde, amarillo, rojo) del semáforo. -Verde: emociones positivas como alegría -Amarillo: serán emociones de alerta como, inquietud, nerviosismo. -Rojo: emocionase como enojo y rabia Es muy bueno asociar esas emociones a otras situaciones similares tanto en el niño como en otros así como buscar la solución concreta respondiendo a ¿cómo lo resolvemos? (amarillo y rojo) y ¿qué podemos hacer entonces? (en el caso del verde)
  3. Anticipar por medio de una rutina diaria con apoyo visual las cosas que ocurrirán de modo frecuente durante el día. ¡Con estructura, pero con variabilidad! ¡Ahí esta el secreto! Esto lo pueden organizar directamente con el manual de agenda diaria con su equipo de trabajo de Centro Timón.
  4. Frente a actividades que el niño haga de modo autónomo reforzar positivamente el proceso . Eviten frases como “que seco!”, “te quedó lindo”, y utilicen freses que destaque algunos aspectos de su trabajo como “me gusta los colores que incluiste”, “me gusta lo muy concentrado que trabajas.
  5. Recuerda dar Instrucciones directas y claras. En estas se puede ofrecer alternativas donde el niño pueda elegir, pero que en ambas la la respuesta incluya la meta. Por ejemplo; «es hora de acostarse, ¿qué prefieres hacer primero bañarte o lavarte los dientes?»
  6. Usen estrategias que incluyan secuencias de alta probabilidad: elijan dos o tres actividades una de ellas preferida y otras no preferidas, siendo la preferida o más fácil la que sirva de refuerzo frente a otras menos preferidas o difíciles para el niño. Por ejemplo, puede reforzarse la lectura actividades como ir a la plaza o ver un rato TV.
  7. En el uso de agendas visuales, incluyan tarjetas de «descanso» dentro de las actividades diarias a realizar.