Cuando un niño presenta una conducta inadecuada, lo más importante no es el enojo ni la acción en sí, sino el contexto que la generó. Entender qué ocurrió antes, qué sintió y qué esperaba, nos permite diseñar estrategias que favorezcan la comunicación y la comprensión.
Una herramienta muy valiosa para prevenir conflictos es el uso de apoyos visuales. Estos permiten que los niños puedan anticipar lo que ocurrirá, organizar mejor su día y reducir la incertidumbre que muchas veces se vive como “caos”. Los apoyos pueden ser imágenes, calendarios visuales, secuencias con dibujos o cualquier recurso que ayude a que el niño entienda qué se espera de él y en qué momento.
Cuando logramos anticipar con claridad, disminuimos los niveles de frustración y favorecemos un ambiente más seguro y predecible. De esta forma, los niños se sienten más acompañados y con mayores herramientas para responder de manera positiva.
